Bebés prematuros

La mayoría de los bebés que nacen prematuramente, es decir, que pesan menos de 2,50 kg al nacer, necesitan cuidados especiales para compensar la diferencia de peso y tamaño con el resto. Normalmente, un bebé prematuro será tratado en una unidad de cuidados intensivos neonatales.

Se dice que un bebé es prematuro si nace antes de las 37 semanas. Los bebés nacidos después de las semanas 24 o 25 de gestación pueden estar lo bastante maduros para sobrevivir, pero estarían bajo cuidados intensivos durante un tiempo. Los bebés nacidos con menos de 23 semanas de gestación no suelen estar lo bastante maduros para sobrevivir.

Aunque los bebés prematuros se enfrentan a dificultades tempranas, es importante recordar que casi dos tercios de los niños prematuros que sobreviven crecerán hasta ser totalmente normales o solo tendrán problemas leves o moderados.

Cuidados especiales que necesita un bebé prematuro

Algunos bebés prematuros reciben ventilación asistida, porque sus pulmones no están maduros. Como las infecciones suelen causar la muerte prematura, al bebé le administrarán antibióticos y líquidos intravenosos, sea a través de un gotero intravenoso o una vía umbilical central. Puede que lo pongan en una cama especial con un calefactor radiante para conservar la temperatura del cuerpo, y con una envoltura de celofán para minimizar la pérdida de calor y líquidos de la piel. Seguramente, también llevará un monitor cardiorespiratorio con un oxímetro para medir el oxígeno en la sangre y, si es lo bastante maduro para comer, puede que lleve un tubo para alimentarlo.

A menos que el bebé tenga más de 32 o 34 semanas, es probable que no pueda alimentarse al pecho ni tomar un biberón, sino que llevará un tubo en la boca o en la nariz que bajará hasta el estómago. La madre de un bebé prematuro puede extraerse leche y guardarla en la unidad de cuidados intensivos neonatales hasta que el bebé pueda tomarla.

La mayoría de los bebés prematuros no reciben el alta hasta alrededor de la fecha original de término del embarazo. Para un bebé nacido a las 26 semanas, eso puede significar permanecer tres meses en el hospital. Por lo general, será necesario que esté aumentando de peso, respirando bien sin ayuda y comiendo para poder salir de la unidad de cuidados intensivos neonatales. Posteriormente, un equipo de médicos especialistas comprobará sus progresos regularmente.