Las primeras palabras de su bebé

mayo 30, 2011  


Al principio, los bebés sólo pueden emitir sonidos como gárgaras. Esto se debe a que la epiglotis está todavía adherida al paladar, lo cual es necesario para que el pequeño no se atragante. Desde los primeros días, el bebé mirará a su mamá cuando le hable pero no podrá responderle. Aún no se han desarrollado los músculos necesarios para poder realizarlo ni ha aprendido el idioma con el que se comunicara con su familia.

A los 3 meses, la epiglotis habrá descendido y la lengua tendrá espacio para moverse. Las cuerdas vocales tendrán más libertad también para vibrar. De esta manera, el pequeño empieza a balbucear y a sonreir cuando los adultos lo miran y le hacen gestos. Pronto pronunciará monosílabos que pueden sonar como “ba”, “ma”, “pa”, pero que en realidad, no se refieren a algo en particular.

Para que un niño comience a hablar, deben crecer y cooperar miríadas de células nerviosas, cinco músculos de la laringe y unos doscientos en el cuello y en la caja torácica. Así que los papás deberán tener paciencia hasta apróximadamente los primeros 10 meses del pequeño que será cuando finalmente pronuncie sus primeras palabras. En algunos casos, puede extenderse algunos meses más.

A partir de los 6 meses, el bebé emitirá sílabas simples tales como “ta”, “la”, “ca”, aquellas con consonantes labiales o palatales que puede formar al expulsar el aire. Con estos balbuceos, que son idénticos para todas las culturas y razas humanas, el niño está realizando un entrenamiento con los músculos de la boca y la laringe preparándolos para el habla.

El niño comienza a acostumbrarse al sonido de su lengua materna. Si los padres dedican un tiempo  a hablarle como si mantuvieran una conversación con él, más pronto los imitará y aprenderá a hablar con mayor facilidad. Leerles un cuento diariamente es también recomendable.

En el segundo semestre empezará a llamar la atención con determinados sonidos, y será alrededor de los 10 meses cuando les sorprenderá esbozando la palabra “mamá”. Puesto que la pronunciación todavía no es muy correcta, a menudo confundirá consonantes distintas o alternará su orden. Esto no es indicativo de ninguna deficiencia mental ni de desarrollo intelectual.

Los niños aprenden con gran facilidad y rapidez. A los dos años podrán articular frases simples con un estilo telegráfico que los padres entenderán en función de su entonación. El aprendizaje del lenguaje y el enriquecimiento del vocabulario de esta manera habrá comenzado, para continuar durante largos años más.

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