Cómo ayudar a superar el divorcio a niños de 3 a 5 años

septiembre 8, 2011  


El divorcio siempre produce un gran impacto emocional en los hijos. Es por eso que es importante que los padres conozcan cuáles son las reacciones frecuentes de los pequeños para saber cómo actuar.

Además de intentar llevar adelante un divorcio de mutuo acuerdo y pacífico, los padres tendrán que tomar ciertos recaudos para que esta separación no resulte traumática para los niños. Resultará muy beneficioso que sean los mismos padres los que ayuden a superar la crisis familiar a sus pequeños, brindándoles apoyo, comunicación y afecto para que ellos puedan sentirse contentos.

La experiencia del divorcio para los niños es diferente que para los padres. Ellos perciben que aquel núcleo donde nacieron y crecieron desaparece y pueden sentirse desprotegidos. Sus reacciones sin embargo, pueden deberse a diversos factores: la edad, los acuerdos entre padres, la continuidad de la relación con cada padre, el grado de hostilidad entre los mismos, las intervenciones externas, etc.

Muchos especialistas que han investigado sobre los efectos del divorcio en los niños coinciden en ciertos patrones generales.

Pequeños de entre 3 y 5 años

  • Los niños más pequeños suelen esperar la reconciliación durante largos años. Pueden sentir que son ellos mismos los culpables de la separación.

  • Pueden aparecer conductas regresivas tales como orinarse en la cama, portarse mal, succionar el pulgar o hablar como bebés.

  • Surgimiento de miedos: a no ver más al padre que se va de la casa, al abandono, a que los padres dejen de quererlo, etc.

  • Sentimientos encontrados: enojo, tristeza, baja autoestima, preocupación, fantasía de reconciliación.

Durante esta etapa los padres deberán reiterarle al pequeño lo mucho que lo quieren y que siempre estarán presentes. Habrá que repetírselo y demostrárselo cuantas veces sea necesario. A su vez, asegurarle que verán al padre que no convive con ellos, explicándoles las visitas y las nuevas rutinas familiares.

Los niños deben saber que ellos no son culpables de lo sucedido y que es la decisión más sana para la familia. Los padres tendrán que evitar hablar mal del otro cónyuge o involucrarlos en las peleas ya que los niños perciben y asimilan como propia toda injuria. Tampoco habrá que utilizarlos como mensajeros o espías en beneficio de alguno de los padres.

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