La inteligencia emocional en la familia

noviembre 12, 2011  


La inteligencia emocional de los pequeños está inicialmente determinada por aquellas actitudes, costumbres y valores que inculcan los padres a sus hijos. Ellos van aprendiendo ciertos modelos de conducta habituales, dentro de este proceso de adaptación y socialización.

Varios estudios comprobaron que los niños perciben los cambios de ánimo de los adultos, inclusive siendo bebés y que pueden experimentar una especie de angustia empática aún sin ser conscientes de ello.

La familia significa el primer grupo de aprendizaje emocional, es por esta razón que el cuidado y la influencia de los padres en las experiencias de los pequeños, son muy importantes para el desarrollo de su personalidad.

A su vez, los padres son el principal ejemplo de imitación, y ésto incluye las formas de reacción emocional que suelen demostrar los padres. Como toda conducta, estas comienzan a convertirse en hábitos familiares.

El conocimiento afectivo está relacionado con la autonomía, la madurez general y la competencia social del niño. Es por ello que  como padres tenemos que tener en cuenta  algunas consideraciones si queremos que nuestros hijos crezcan independientes y estables emocionalmente.

Educar con el ejemplo:

  • Como padres, debemos tomar consciencia de nuestros propios sentimientos: conocerse a sí mismos es un buen punto de partida para anticiparse y prevenir posibles reacciones negativas.

  • Hacer frente de forma positiva a los impulsos emocionales intentanto regular de la mejor forma posible, aquella conducta habitual que no nos beneficia.

  • Conocer los sentimientos ajenos: es una buena manera de establecer mejores relaciones sociales, tratando de evitar reacciones adversas innecesarias de los demás. Comprender que todos podemos tener puntos de vista distintos y que ello no significa que debamos reaccionar de forma agresiva o irritable.

  • Tener metas y objetivos: la automotivación genera personas entusiastas y positivas en sus tareas diarias.

  • Tomar en serio los sentimientos de nuestros hijos: que sean pequeños no quiere decir que sus problemas sean absurdos o de menor importancia. Habrá que acompañarlos e indicarles la justa manera de abordar cada tropezón en su vida.

Es más probable que de padres emocionalmente estables crezcan hijos con similiares características. Por este motivo hay que empezar a analizar nuestras conductas y reacciones personales diarias para poder brindarles a nuestros pequeños, una familia que cuente con un mayor equilibrio emocional y una mejor capacidad para superar cualquier obstáculo.

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  1. [...] Tanto el deseo como la capacidad de formar relaciones emocionales están sujetos al funcionamiento de zonas específicas del cerebro humano. De la misma manera que el cerebro nos permite ver, gustar, oler, pensar, caminar, etc., también el cerebro nos permite amar o no. Estos sistemas cerebrales se desarrollan durante la infancia y aquellas primeras experiencias durante estos años vulnerables influyen significativamente en la forma de desarrollar la capacidad para formar relaciones íntimas y emocionalmente saludables. [...]

  2. [...] el cuidador primario es la relación más importante en la vida de un niño; es la que determinará el modelo emocional para sus siguientes relaciones. Una relación saludable durante esta etapa, producirá una alta [...]



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