La obesidad durante el embarazo (primera parte)

La obesidad durante el embarazo puede resultar riesgosa tanto para el bebé como para la mamá. Es por eso que toda mujer que sufre de un sobrepeso alto y esté pensando en quedar embarazada, deberá consultar con el especialista para reducir los posibles riesgos al mínimo.

Una persona es obesa cuando presenta un 30% más de su peso ideal, valor que se calcula en referencia a la altura corporal. Para calcular el Indice de Masa Corporal (IMC) se deberá dividir el peso, por la estatura al cuadrado (IMC= Peso % Estatura2) y compararla con valores que oscilan entre los 18 y 40.

Desde 18,5 a 25: indica un peso normal e ideal, tanto para hombres como para mujeres

Desde 25 a 30: indica un posible exceso de peso, siempre dependiendo de la altura.

Más de 30: indica la presencia de obesidad.

La mayoría de las mujeres obesas durante su etapa de reproducción manifiestan su preocupación por los efectos que ésta puede causar sobre su salud reproductiva. La obesidad, además de afectar a la mamá y al bebé, puede afectar también a la fertilidad.

Entre los riesgos y las complicaciones para la salud que la obesidad provoca, encontraremos aquellas enfermedades relacionadas con la hipertensión arterial y la retención de líquidos. Cuando éstas son severas, pueden inclusive perjudicar el flujo de sangre que se dirige a la placenta, poniendo en riesgo al pequeño.

También es frecuente observar casos de diabetes gestacional, en los cuales el organismo de la madre no permite procesar correctamente el azúcar, generando un mayor aumento de peso en el cuerpo y por ende, poniendo también en riesgo la vida del bebé.

Por otra parte, el trabajo de parto puede verse complicado, aumentando la posibilidad de tener que someterse a una cesárea. Al mismo tiempo, las infecciones postparto se incrementan, en especial después de la cesaria. Habrá que prestar mucho cuidado al respecto y recibir la correcta atención frente a estos casos.