Cáncer infantil: qué es y cómo se origina
diciembre 28, 2011
Los niños, al igual que los adultos, pueden padecer cáncer en las mismas partes del cuerpo, aunque con algunas diferencias. La enfermedad puede aparecer repentinamente, sin síntomas previos y afortunadamente, posee un alto índice de curación.
El cáncer inicia su desarrollo en las células debido a que muchas veces, en el proceso de reemplazo de células viejas por nuevas, las primeras no mueren cuando deberían, provocando un exceso de células y facilitando la formación de tumores.
Existen tumores benignos que no constituyen un cáncer y tumores malignos que sí son cancerígenos, pueden invadir otros tejidos cercanos y diseminarse por diferentes partes del cuerpo.
Los cánceres más frecuentes que se han observado en los pequeños son la leucemia, los tumores cerebrales, los linfomas y el sarcoma del tejido blando. A partir de los 10 años, existe una mayor incidencia de cáncer de huesos (osteosarcoma).
El proceso patológico de todos los tipos de cáncer es común: las células afectadas crecen de modo descontrolado, adotaptando morfologías y tamaños anómalos; a su vez, destruyen células vecinas, ignorando sus límites habituales dentro del organismo. Con el tiempo, acaban extendiéndose hacia otros tejidos y órganos, proceso conocido como metástasis.
El problema radica en que a medida que las células cancerosas van creciendo, éstas aumentan el consumo de nutrientes del cuerpo. Por lo tanto, la energía del niño se ve debilitada al mismo tiempo que los órganos y los huesos comienzan a destruirse, debilitando las defensas del organismo para enfrentarse a otras enfermedades.
Generalmente, los motivos que desencadenan el cáncer en los niños no son los mismos que en los adultos; como por ejemplo, el consumo de cigarrillo o la exposición a la contaminación ambiental.
En la mayoría de los casos, los cánceres infantiles se generan por mutaciones no heredadas en los genes de células que aún se encuentran en proceso de crecimiento. No hay forma de prevenirlos debido a que estos errores ocurren al azar. Aquellos niños que ya han sido sometidos a quimioterapia o a radioterapia, sí presentan un mayor riesgo de contraer cáncer en el futuro.
Debido al carácter repentino de esta enfermedad, es importante realizar revisiones médicas periódicas a los pequeños, ya que el pediatra podrá detectar los primeros síntomas de algún tipo de cáncer si existiera, y por lo tanto, comenzar con un tratamiento lo antes posible.