La depresión en la niñez y en la adolescencia
enero 24, 2012
Si bien la depresión es una enfermedad que se observa mayormente en los adultos, los niños y los adolescentes también pueden ser víctimas de ella. No obstante, no debemos preocuparnos en exceso por ella ya que es una enfermedad tratable y curable. Se habla de “enfermedad”, cuando la condición depresiva interfiere en el normal funcionamiento del individuo y persiste en el tiempo.
Generalmente la depresión se desarrolla en pequeños o adolescentes que viven con mucha tensión, que presentan desórdenes en la atención y el aprendizaje, que tienen problemas de conducta, o también han experimentado una pérdida, muestran síntomas de ansiedad o tristeza constantes.
Respecto a su comportamiento, éste puede ser diferente al de los adultos deprimidos. Es por ello que los especialistas recomiendan a los padres que observen a sus hijos y estén atentos a posibles síntomas de depresión que puedan presentarse.
Dos o más síntomas del siguiente listado, pueden estar indicando la presencia de una posible depresión:
- Frecuente tristeza, sentimiento de desesperanza, lloriqueo o llanto profuso.
- Aumento de la irritabilidad, enojo u hostilidad.
- Ausentismo escolar, bajo rendimiento escolar.
- Aburrimiento o pérdida de interés por sus actividades.
- Incapacidad para disfrutar de las actividades favoritas.
- Autoestima baja y culpabilidad.
- Falta de comunicación o aislamiento social.
- Comportamiento autodestructivo, expresiones negativas y pensamientos suicidas.
- Inicio de alcoholismo y/o consumo de drogas.
Es muy importante el diagnóstico y el tratamiento temprano para niños y adolescentes deprimidos. La depresión requiere de ayuda profesional, la cual puede incluir de una terapia individual y/o una familiar, según cada caso en particular.
Entre las terapias individuales, se encuentra la terapia de comportamiento cognocitivo y la psicoterapia interpersonal, las cuales han demostrado ser muy efectivas. En otros casos, puede ser que sea necesario el uso de medicamentos antidepresivos, los cuales deben ser indicados y controlados por un médico psiquiatra.